La italiana Eni sufrió un duro desplome el pasado año que le está costando recuperar. Lo más destacable en las últimas semanas desde el punto de vista técnico es que ha logrado marcar máximos crecientes sobre los 10 euros cerrando el hueco bajista que abrió en pleno Covid-Crash desde los 10,23 euros.
A corto plazo consolida posiciones de forma lateral y todo apunta a que marcará nuevos máximos crecientes con un primer objetivo sobre los 11,45 euros, lo que supondría recuperar ya aproximadamente dos terceras partes de la caída originada desde los 14,40 euros. Cabe destacar que el Covid-Crash ha sido idéntico en términos porcentuales al desplome que sufrió también en la anterior gran crisis, la financiera de los años 2007/2008. El rebote que desarrolla actualmente ya es mayor que el que desarrolló desde los 12 euros en 2009, lo que invita a ser optimistas de cara a su reestructuración alcista.
A estas alturas no tomaríamos posiciones a pesar de que esperamos más subidas a corto plazo, puesto que para hacerlo con vocación de permanencia sería necesario asumir un stop al menos bajo los 8 euros. Lo recomendable sería esperar a que concluya la actual fase alcista y a una corrección que nos ofrezca una aproximación a los citados 8 euros. Otra alternativa para aquellos operadores más agresivos sería ajustar el stop bajo los 9,55 euros.
Un elemento a tener en cuenta y que favorecería las aspiraciones de reestructuración alcista de Eni sería la superación definitiva del importantísimo entorno resistivo que presiona el Mib 30 italiano. Eso generaría un viento de cola que a buen seguro agradecería la cotización de Eni.
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